La norma en vigor quiere que después de dos puntos, se siga con minúsculas. Ya varios editores de mis textos españoles me recordaron esa norma castellana. Ahora, las normas están ahí para ser observadas. Muy bien. Por otro lado, una norma está hecha por seres humanos y, por lo tanto, puede ser errónea o puede necesitar actualizacion. Somos nosotros los lingüistas los primeros que tienen la responsabilidad de una actitud crítica ante las normas lingüísticas y de corregirlas si fuera necesario.

La norma de las minúsculas después de dos puntos es mala. Las normas ortográficas deben respectar la estructura sintáctica y textual del trecho en cuestión. La norma existente sobre las minúsculas después de dos puntos no lo hace. En la realidad, hay que distinguir dos configuraciones sintactico-textuales:

  1. Primera parte de una oración compleja: segunda parte de esa oración.
  2. Primera oración anunciando una explicación: Conjunto de oraciones que explican lo anunciado.

En la estructura #1, nos encontramos dentro de una sola oración, y por eso seguimos en minúsculas. En la estructura #2, hay, después de los dos puntos, una oración independiente y que hace parte del conjunto de las siguientes oraciones, mismas que necesariamente empiezan por mayúscula. Es todo ese conjunto que retoma la oración precediente a los dos puntos. Por lo tanto, la oración que sigue los dos puntos también empieza por mayúscula. Iniciarla con minúscula desfigura la estructura sintáctica del texto.

Lo dicho no es ninguna invención mía, sino corresponde a las normas ortográficas del inglés y del alemán. Si eso le convence, estimado lector hispanófono, puede cooperar en actualizar la norma castellana vigente.